“Nadie, ni siquiera la lluvia tiene manos tan pequeñas.”
E. E. Cummings
vino el amanecer
y tenía las pequeñas intenciones
de cada día
que no se cumplieron
alcé los ojos para detener las nubes
reclamando los días lejanos
que ya no eran míos
la noche trajo oscuridad y silencio
y me quedé dormido
tiritando bajo las estrellas
©
Fran Vádez, 10.03.13
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